domingo, 12 de agosto de 2007

Inconexo

Ayer bebí el café junto a Calígula, Nerón trajo las galletas.
Curioso me resulta ver mi pantalón manchado, al parecer derrame el contenido de mi taza en él. Ambos dialogaban, yo únicamente los observaba en silencio.
De pronto entró por la puerta, yo no lo esperaba para nada, claramente comencé a actuar como un idiota, caí en la inusual embriaguez, me embriague con mi tristeza.
Trastabille y la silla abruptamente se cerró; Nerón, Calígula y los demás rieron de mí, yo solo lloré.
Quisiera tener más de que hablar, lánguido me puse y todos me siguieron en la languidez.
Mi rostro palideció por el frío y el sueño, además del exceso de la bebida. Calígula y Nerón asombrados me miraban, probablemente no imaginaron que yo era así, la verdad es que en realidad no lo soy.
Me quitó el derecho de relacionar mi vida con la del resto, actúo muy cruel, mi rostro reflejaba la inconformidad, mi espalda denotaba el agujero provocado por su puñal. La herida la lavé con alcohol de pésima calidad.
Se acabo la bebida, se acabo la noche, me la bebí completa… En algún momento salió por la puerta y yo no lo noté… Quizás me vio así, pálido, entumido, triste…
Ahora me embargan las lágrimas, el nudo en el cuello y el vacío estomacal.
Mi pelo está erizado, mi barba enmarañada, mi cara perpleja. ¿Habrá notado mi tristeza?
Al parecer olvide mi manual de las buenas costumbres, sólo me ensimismé del modo más crudo, sólo lloré del modo más amargo, mi llanto se entremezclo con la bebida en el interior del vaso, sólo Nerón lo notó.
Lo más probable es que al salir por la puerta…ella ni siquiera se haya acordado de…mirarme

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